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miércoles, 5 de septiembre de 2007

El museo Rodin y los Inválidos

Al salir de Orsay, nuestro estado físico era tan lamentable como el de Tom Hanks en Naufrago, solo que encima nosotros no teníamos una pelota de voley que nos amenizara la jornada. En esos momentos, yo calculaba que tendría 6 fracturas y 2 esguinces en mi pie derecho, y una luxación de pelvis. Era tal nuestro estado que decidimos cambiar los planes para el resto del viaje, en lugar de pegarnos el palizón esa tarde y visitar Versalles al día siguiente, cancelaríamos Versalles y veríamos el resto de París con más calma.

El museo Rodin

Así que nos fuimos al museo Rodin, que pillaba muy cerquita de Orsay. El museo Rodin es magnífico, tiene un jardín con unos bancos estupendos donde puedes descansar bien a gusto. ¿Las esculturas? Pues desde el banco no se veían muy bien, pero al salir nos cruzamos con El pensador y El beso, que hacen honor a su fama. También pasamos por la tienda del museo, pero solo porque nos pillaba de camino hacia la salida, si no, ni entramos. Las reproducciones eran tan caras que pensamos que estarían hechas por el propio Rodin.
El pensadorEl beso













Los Inválidos

Y desde el museo Rodin nos dirigimos directamente a los Inválidos, como no podía ser de otra forma, para ver si nos podían inscribir a Margarita y a mí. Los Inválidos es magnífico, tiene un jardín con unos bancos estupendos donde puedes descansar bien a gusto. En el interior de los Inválidos se encontraba la tumba de Napoleón y una exposición de la Segunda Guerra Mundial con muy buena pinta, pero ambas visitas las descartamos porque no podíamos más.

El regreso al hotel

La parada de metro más cercana nos pillaba tan lejos que casi nos compensaba volver andando al hotel, y eso hicimos. De modo que en el paseo pudimos disfrutar de la enorme Explanada de los Inválidos y del Gran Palacio y del Pequeño Palacio, para terminar en la Plaza de la Concordia. La Plaza de la Concordia es magnífica, tiene un jardín con unos bancos estupendos donde puedes descansar bien a gusto.

sábado, 1 de septiembre de 2007

El museo Orsay

Las consecuencias del ascenso a Notre Dame aparecieron en todo su esplendor a la mañana siguiente en forma de un terrible dolor en mi pie derecho que acabaría por amargarnos el resto del viaje. Pensé en la amputación, pero con eso, lo único que conseguiría era trasladar el dolor unos centímetros más arriba. Dado que cometí el terrible error de no traer en mi equipaje morfina, no me quedó más remedio que aguantarme. Aquella era una manera estupenda de celebrar que aquel mismo día pasaba a formar parte del club de los 30, ¡menudo cumpleaños!. Los achaques de la edad se hacían notar ya y por si fuera poco, durante la noche me habían salido más canas. Traté de engañarme a mi mismo pensando “pues George Clooney tiene también canas y es un hombre muy interesante”, pero claro, el no tiene una barriga del tamaño del monte Fuji como tengo yo debido a mi dieta mediterranea consistente básicamente en gusanitos, donuts y ketchup.

El podologo

El caso es que para celebrar mi cumpleaños, habíamos reservado aquella mañana para la visita más esperada por mí de todo el viaje, el museo Orsay. Decir que soy un apasionado del arte impresionista, o impresionante, como yo prefiero llamarle, es quedarme corto, y visitar la catedral mundial del impresionismo era para mi algo esperadísimo. Sin embargo, la visita tuvo que esperar un poco ya que debido a mi intenso dolor de pie tuvimos que pasar antes por un podólogo que había junto al hotel. Imaginaros las dificultades para hacernos entender, si ya me cuesta decir “hola” o “adios” imaginad decir “metacarpo”, “muscular” o “talón”…El caso es que no se como, pero nos hicimos entender, y al final saqué en claro que el podólogo no tenía hora para aquél día, así que me tocó aguantarme.

Por fin, el museo

Reloj de la antigua estación de trenes, ahora museo OrsayY llegamos al museo. El edificio es una antigua estación de tren reconvertida, y salvo el enorme reloj que daba la bienvenida al visitante, el resto del edificio me decepcionó debido a su escaso tamaño, aunque claro, después de ver el Louvre, casi cualquier cosa parece pequeña. Y, ¿qué puedo decir del contenido del museo? Pues que cumplió todas mis expectativas. Se confirmó como mi museo favorito. Tengo que confesar que en algún momento tuve que contener la emoción ante mis 2 cuadros favoritos, Las amapolas de Monet y El moulin de la Galette de Renoir. Pero no fueron las únicas obras que me dejaron flipándolo literalmente, aunque si tuviera que enumerarlas todas colapsaría Internet por el tamaño de mi post. Si tengo que quedarme con algo elijo la sala Monet, en la que podría haber estado 3 horas perfectamente.

Sala Monet'Las amapolas' de Monet







Tal y como me esperaba, en la tienda del museo me dejé la mitad de mi sueldo en reproducciones y libros. Compré tantas cosas que podría montar en Madrid una franquicia del museo.

Y para redondear la mañana en Orsay, decidimos comer allí y como ya comenté en un post anterior, fue una elección estupenda, buena comida, muy buen servicio, un lugar espectacular y por si fuera poco, un precio bastante asequible, 15 euros por persona.

jueves, 30 de agosto de 2007

Le Marais y el museo Picasso

La visita al museo Picasso la aprovechamos para conocer un barrio que nos habían recomendado, Le Marais, el barrio medieval y judío de París. El barrio, efectivamente, es muy bonito y te encuentras sinagogas cada pocas manzanas. Además, me dio la sensación de que era bastante tranquilo. Comimos por allí y bastante bien, por cierto; unas croques, algo parecido a las tostas, la mía con queso, como no, la de Margarita con paté.

El museo

Tras comer buscamos el museo Picasso. Nos costó bastante encontrarlo porque el plano de acceso era cubista. De acuerdo, es broma. El museo, aunque escondido, está muy bien señalizado por todo el barrio, y no tiene pérdida. Es bastante grande y si a uno le gusta Picasso es una visita ineludible. Es una muestra perfecta de toda la obra del pintor. Puede que le falten cuadros más destacados, que estén en el Reina Sofía o en el museo Picasso de Barcelona, pero en cualquier caso, el de París es estupendo, con representaciones muy buenas de cada una de las etapas del pintor. Así, alguien como yo, que no soy un gran fan de Picasso ni se mucho de él, salí sabiendo mucho más de su vida, de su obra y encima me gustó mucho alguna de sus etapas, la rosa, en concreto.

Entre lo que más me gustó estaba una “escultura” de un mono hecha con objetos cotidianos, como, por ejemplo, su cara, que era el frontal de un coche de hojalata. A Margarita le gustaron muchos de los cuadros, sobre todo de los numerosos retratos de Dora Maar y de su hija Maya.

Retrato de 'Maya con muñeca' de Picasso










Retrato de "Maya con muñeca" de Picasso

Al salir de la exposición disfrutamos de un largo descanso en el jardincito que tiene el museo, y es que, estábamos a mitad del viaje y las energías ya empezaban a faltar...

miércoles, 29 de agosto de 2007

El centro Georges Pompidou

Hace cosa de 2 años, Telemadrid emitió un reportaje sobre ARCO, la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid, y en él, el periodista confundió la mochila que un estudiante había dejado en el suelo, con una obra de la exposición, tal y como lo cuento. Esto define para mí perfectamente el arte contemporáneo, algo que se puede confundir con una mochila de colegio.

Morralla y no morralla

Así que, mucho me temía que el Centro Pompidou, el museo parisino de arte contemporáneo, no me iba a gustar mucho, que lo que me iba a encontrar dentro era morralla. Y me equivoqué, lo que me encontré dentro no fue morralla, sino...mucha morralla. Podría poner alguna foto de las “interesantes” esculturas que Margarita y yo nos encontramos dentro, pero por respeto a su autor no lo haré.

Bueno, vale, soy muy exagerado y me dejo llevar, no todo es morralla. Había varios Picasso, no muchos porque la mayoría están en su propio museo, que merecían la pena verse. Pero para mí, lo mejor del Centro Pompidou no estaba en su colección permanente. Para mí, merece la pena ser visitado por los siguientes motivos:


El edificio, arquitectónicamente hablando es muy bonito, con unas escaleras exteriores acristaladas que proporcionan una bonita panorámica del barrio. Tiene en su interior una enorme librería de arte, aunque eché en falta libros en castellano. Es otra de las pocas atracciones turísticas de París que cierra tarde, a las 21:00 exactamente. Y sin duda, el barrio donde se sitúa, Les Halles, es el más animado y con más ambiente de los que Margarita y yo vimos en París. Cenamos allí 2 veces, en un McDonalds y en un italiano.
Centro Georges Pompidou







Centro Georges Pompidou

domingo, 26 de agosto de 2007

El museo del Louvre

Pirámide del museo del LouvrePara mí, junto a la torre Eiffel, el Louvre es el otro sitio de obligada visita cuando uno viaja a París. Se trata probablemente del museo más famoso e importante del mundo, entre otras cosas, debido a su descomunal tamaño. Es tan grande, que en el ala dedicada a Egipto podría caber todo Egipto. A la entrada te dan un plano, aunque vendría bien que de paso te dieran una brújula y un par de bengalas luminosas por si te pierdes dentro, lo cual no es difícil debido a lo laberíntico de sus salas.

Si quieres verlo bien, en su totalidad necesitas más de los 22 días de vacaciones que te da la empresa, por lo que Margarita y yo optamos por crearnos un itinerario para ver las obras más importantes y aquellas que, sin ser tan importantes, nos gustaran especialmente.Sala con esculturas del museo del Louvre

Así, partiendo del hall central, visitamos el Antiguo Oriente y parte de la colección de pintura, encontrándonos en nuestro camino con la Victoria de Samotracia, la Venus de Milo y el sarcófago de los esposos Cerveteri.

Las salas del Antiguo Oriente

Margarita y yo teníamos especial interés en visitar las salas dedicadas a Mesopotamia y ¡madre del amor hermoso! ¡anda que no les gusta rapiñar a los franceses! Viendo la infinidad de piezas y obras que tienen de esa época y región uno se pregunta, ¿qué leches dejaron para los mesopotamios? Aquí uno puede contemplar, entre otras cosas el friso de los arqueros del palacio de Darío en Susa, los toros alados (lamassu) del palacio de Sargón II en Jorsabad, las esculturas del príncipe Gudea de Lagash, la graciosa estatuilla del hombrecillo con falda de mechones de oveja (kaunakes) y ojos de lapislázuli y el código de Hammurabi de Babilonia.
Toros alados (lamassu)Escultura del príncipe Gudea de LagashKaunakesCódigo de HammurabiFriso de los arqueros








De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Toros alados (lamassu), escultura del príncipe Gudea, escultura de hombre con típico kaunakes, código de Hammurabi y friso de los arqueros.

Antigüedades egipcias, griegas, etruscas y romanas

Durante nuestro paseo nos encontramos con algunos de los personajes más simpáticos de la historia de la antigüedad, a saber: el escriba sentado egipcio, los esposos etruscos del sarcófago Cerveteri, la Venus de Milo y la Victoria Alada de Samotracia, conservando los 2 primeros la policromía original como se puede apreciar en las fotos adjuntas. La Victoria de Samotracia es la que da la bienvenida al museo al visitante. La Venus de Milo me decepcionó profundamente, estaba tan deteriorada que le faltaba ¡no uno! sino los 2 brazos.
Escriba sentadoVictoria de SamotraciaSarcófago de los esposos Cerveteri







De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Escriba sentado, Victoria de Samotracia y sarcófago de los esposos Cerveteri.

La colección de pintura

El Louvre funciona así: tenemos 100 cuadros de Corot y una sola sala para él, ¿qué cuadros ponemos? ¡pues pongámoslos todos!. Algunas salas eran realmente agobiantes, con cuadros colocados tan arriba que yo no llegaba a verlos, lo cual tampoco es muy difícil porque mido 1’60, pero eso es otro tema.

La colección de pintura del Louvre me parece lo más flojo del museo. No es mala ni mucho menos, que conste, pero siendo un asiduo visitante como soy del Prado, que me parece de largo la mejor pinacoteca del mundo, el Louvre se me queda corto.

De su colección yo destacaría el diminuto La encajera de Vermeer y El astrónomo del mismo autor. La colección de Ingres, un salido que solo pintaba tías en pelotas. Los impresionantes paisajes de Corot. A Margarita le gustó especialmente La Virgen del Canciller Rolín de Van Eyck. Y por supuesto hay que mencionar la Gioconda, de Leonardo da Vinci, aunque en este caso tengo que hacer un inciso. La Mona Lisa me parece el mejor caso de marketing de la historia del arte, es una buena obra, desde luego, pero hay 1001 obras mejores. Y ni mucho menos justifica la que hay montada a su alrededor, cristales antibalas (¡¿quién leches querría disparar al cuadro?!Ni que la fuera a matar…), seguratas, cordones de seguridad...y el cuadro se ve a 10 metros, entre una marabunta de gente que parecía aquello el rodaje de Cleopatra. Y eso teniendo justo enfrente el impresionante Las bodas de Caná de Veronés, al que nadie estaba haciendo ni puñetero caso.
La bañista de Valpinçon de IngresLa virgen del Canciller Rolín de Van EyckSala de la Gioconda








De izquierda a derecha y de arriba a abajo: La bañista de Valpinçon de Ingres, La virgen del Canciller Rolín de Van Eyck y la sala de la Gioconda

Pero hay otras pinturas en las que también merece la pena detenerse, como La Libertad guiando al pueblo y La muerte de Sardanápalo de Delacroix o La coronación de Napoleón I de Jacques-Louis David…