En mi primer viaje a París no tuve la oportunidad de visitar el Sacre Coeur y Montmartre ya que éste es un barrio relativamente alejado del centro y no tuve tiempo. En esta ocasión, sin embargo, estaba convencido de visitarlo.
Las tiendas de souvenirs
Lo primero que uno se encuentra al salir del metro de Anvers, ya en el barrio de Montmartre, es la rue de Steinkerque, una calle donde en 100 metros hay 3659 tiendas de souvenirs. Nos las recorrimos todas.
Hora y media más tarde llegamos a los pies de la colina sobre la que se asienta el Sacre Coeur. Aun quedaba una buena subidita hasta la basílica, para la cual teníamos dos opciones, un funicular y unas interminables escaleras tan largas que hubiéramos necesitado un sherpa para subirlas. Así que, junto con otros 1000 turistas, nos fuimos hacia el funicular.
La basílica
Cuando llegamos a la basílica pudimos disfrutar de unas vistas panorámicas espectaculares de París. Además, el exterior del Sacre Coeur es espectacular, muy monumental. Todo esto hace que se trate de uno de mis monumentos favoritos de París, dominando desde aquí la ciudad no solo proporciona unas vistas preciosas sino que encima se le puede ver desde muchos puntos de París. Pero ahí no acaba todo. Aquí tuve otro momento friki del viaje. Soy un auténtico fanático de la película Amelie y en el parque de la basílica se rodó una de las escenas más importantes y largas de la película. Me lié a tirar fotos a cualquier chorrada que me recordara a la película hasta que vi que Margarita me miraba con cara como de decir “¡Que tío más friki!”.
El boulevard de Clichy
Continuamos el paseo por la famosa rue Pigalle, llena también de multitud de tiendas de souvenirs con los simpáticos nombres del estilo de “Sexódromo” o “Peep show Pigalle”.
En esta misma calle se encuentra el Moulin Rouge que, por el día, resulta como poco decepcionante y su fachada es más sosa que la comida de un hospital. Aunque por la noche me han dicho que mejora muchísimo. No se, será que sale Nicole Kidman a recibirte.
El cementerio
Acabamos finalmente el recorrido por el barrio en el cementerio de Montmartre, aunque estuvimos poco tiempo dentro ya que nuestro aspecto físico era lamentable y podríamos ser confundidos con cadáveres con cierta facilidad.
lunes, 10 de septiembre de 2007
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