Jesucristo Superstar es mi musical favorito, mucho más en inglés que en castellano, pero dado que no se puede disfrutar aquí en inglés, en cuanto se estrenó en nuestro idioma en el teatro Lope de Vega de la Gran Vía madrileña, fui a verlo junto con Margarita y mi hermana.
Previamente había leído críticas negativas respecto a la escasez de medios utilizados durante la representación, pero como digo yo, es que el Jesucristo Superstar no da para mucho en este aspecto, la versión original transcurre en un desierto, y en cuanto al vestuario…no hay más que ver la película de Norman Jewison para ver que él tampoco se explayó mucho en el mismo. En resumen, esta economía de medios no es algo que me preocupara a mí especialmente. Es más, incluso en un par de ocasiones me gustó bastante. Dando por hecho que no fastidiaré a nadie la historia, diré que los momentos que más me gustaron por espectaculares fueron el suicidio de Judas, la crucifixión de Jesucristo, la bajada de un puente que colocan a media altura sobre el escenario en varias escenas y sobre todo, el número que da título a la obra, el de Jesucristo Superstar, con una cruz luminosa espectacular. El tema del puente fue el que más le gustó a Margarita, que, sin ser una experta en escenografía, considera que es muy acertado que, en determinadas escenas, convivan dos niveles en el escenario, de manera, que los situados en la planta superior del teatro podemos ver la obra un poquito más cerca. Por lo demás se mostró decepcionada con esta economía de medios.
En cuanto a las voces, la sesión a la que acudimos tenía como protagonista al suplente de Jesucristo. No se cómo sería la interpretación de la voz principal, pero la del suplente fue estupenda, dando el máximo en los momentos más exigentes. Lo mismo se podría decir del intérprete de Judas, el otro protagonista de la obra, con una voz prodigiosa y una actuación muy buena.
Otro de los comentarios que leí previos a la obra fue que había nueva versión de las letras. Reconozco que no me conocía las letras españolas, pero en esta ocasión me gusto especialmente ya que eran una traducción casi literal de las letras inglesas, y que encajaban perfectamente en la música, no como suele ocurrir normalmente en muchas películas musicales, en la que la traducción al castellano de las letras hacen que entren con calzador.
Por último añadir el único aspecto negativo, el elevado precio, como en la mayoría de los musicales. La sesión a la que acudimos, la más barata de la semana, nos salió por 40 euros. Por si esto fuera poco, comprar el programa de la obra cuesta 1 euro. ¡Hay que ser cutres! Te gastas 40 euros en la obra, que ya es cara de por sí, y te cobran 1 euro más por el programa. En fin…
En definitiva, una obra muy recomendable, aunque lo sería mucho más por menos de precio.
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